Sesquicentenario de la instalacion del primero organo de gobierno local en el marco de la soberanía nacional interrumpida
El 18 de Octuble de 2022 celebramos el 150 aniversario o sesquicentenario de la instalación del primer concejo municipal de nuestra ciudad, hecho que efectivamente sucedió un 18 de octubre de 1872 y representa el primer órgano de gobierno local erigido en territorio Posadeño, esto sin embargo no representa la Fundación de la Ciudad, ni del poblado ni el primer asentamiento sino la elección de autoridades que desde entonces por distintos procesos político se irán sustituyendo hasta nuestros días en el marco de instituciones de gobierno que fueron cambiando, modernizándose, complejizándose como la sociedad misma pero siempre en el ininterrumpido devenir de la soberanía nacional.
Por supuesto que la fundación del pueblo se remonta a siglos antes y su poblamiento es hasta hoy indeterminado y se pierde en la memoria de la pre historia misionera, se sabe solo que en el primer contacto con la cultura occidental cristiana los habitantes de este suelo que hoy se denomina (acertadamente o no) Posadas, fueron las tribus de los "mburuvishas" Terapúa Añapese y Ñamandu, fueron ellos quienes vieron llegar a Roque Gonzáles en el remoto 1614 y luego junto a Miguel Davila, su pequeño acompañante, en 1615 munido de una ordenanza y autorización del Gobernador del Río de la Plate que lo autorizaba a la creación de pueblos sobre el Paraná "en especial en el Itapúa" (que era un sitio no un cacique como a veces suele leerse).
Es así que entonces los jesuitas fundaron su primera misión de lo que luego sería conocido como misiones en lo que hoy es el territorio de nuestra ciudad y el destino quiso que sea capital de Misiones.
Efectivamente el asentamiento principal de esta misión o reducción se trasladó en 1620 pero esto no significó el abandono o despoblamiento del territorio sino solo el cambio de la modalidad de explotación del suelo, convirtiéndose "Itapúa" en la primer Estancia jesuítica de toda la región luego conocida como de las Misiones, aquí llegaron ganados comprados en Santa Fe y de aquí se distribuyeron a otros pueblos que lo necesitaban como el de Corpus en 1627, en 1629 ya se refieren las fuentes a este sitio como "estancia o majada" en 1632 el puesto además suma la denominación de Puerto de Santa Cruz, como lo bautizara el provincial Trujillo en honor a Roque González de Santa Cruz y por ser el puerto de más relevancia sobre el Paraná de entonces. Esta actividad Ganadera prosiguió hasta la expulsión de los jesuitas en 1768 cuando fueron inventariados aquí más de 40.000 cabezas de ganado vacuno, más de 1000 caballos, más de 3000 yeguas de cría... y mulas ovejas bueyes burros en centenares.
Lo más probable es que esta actividad ganadera se haya extendido durante la administración colonial pues suministraba alimentos al pueblo, con el deterioro progresivo que todos conocemos sucedió durante ese periodo, pero al ser estancia del pueblo, cayó en la órbita de las instituciones u ordenamiento ex jesuíticos que fueron abolidos por las reformas del virrey Avilés, a 1803 las propiedades comunes, dentro de las que se encontraban las estancias, estaban completamente desmanteladas y solo existían explotaciones Particulares.
A 1810 Belgrano en su paso por aquí describió que “frente a Itapúa [...] tenían los paraguayos toda o la mayor parte de las fuerzas que debían impedirnos el paso hacia aquella parte y el depósito de las canoas”.
En 1820 comenzó el tráfico comercial que tenía por vía el camino entre San Borja sobre el Uruguay e Itapúa para abastecer a todo el Paraguay.
En 1834 se reconstruyó partes de los muros que separaban los puestos de las estancias y para que el agua que corría con fuerza por la pendiente del suelo no afectara los cimientos de dicho cerramiento de ganado, los paraguayos cavaron allí donde no había cauce natural, construyéndole un desagüe al muro y evitar así que las aguas provocasen un desmoronamiento.
Cuando los portugueses y uruguayos llegaron a la zona en el marco de la guerra de la triple alianza vieron ese muro de piedra con foso y le dieron interpretación militar dejando la denominación como de “Forte do paraguayos” o trinchera de los paraguayos, expulsados estos paso a llamarse Trincheras de San José, quizás la referencia al Santo se deba a que el último "pueblo" que cruzaron los portugueses antes de su llegada aquí era las ruinas del pueblo de San José siguiendo caminó llegaron a la rinconada que creyeron Trinchera por el foso que tenía antes del muro, entonces le atribuyeron el puesto a San José, de ahí quizás la denominación Rinconada de San José, Trinchera de San José, etc.… por lo que hasta hoy día San José es nuestro patrono... otro designio del destino...
La guerra se extendió entre 1865 hasta 1870 y la ocupación de fuerzas militares se dilató igualmente, a estas fuerzas acompañaban comerciantes que trabajaban como proveedores de los ejércitos, también conocidos como “vivanderos”, durante esa dilatada estadía en el sitio sus carretas fueron convirtiéndose en puestos y estos en viviendas con locales comerciales.
Terminada la guerra muchos de ellos entendieron las ventajas del enclave como puerto, y cruce de caminos indispensable, un sitio de tránsito obligado para el prospero futuro que se le auguraba a Misiones con la nueva paz lograda y las infecciones de creación de colonias agrícolas en el territorio.
Es así como los habitantes de Trincheras pidieron ordenamiento jurídico institucional y delimitación moderna de los solares o terrenos y chacras, la mensura fue practicada en 1871 por Francisco Lezcano, este mismo un año después fue elegido como primero presidente del consejo municipal, primer órgano de gobierno de la ciudad con continuidad hasta nuestros días.
Los representantes de este órgano de gobierno fueron los que recibieron a Rudecindo Roca cuando el gobierno nacional declaró la creación del territorio de Misiones como territorio nacional, gobernador este que entendió como inviable la separación de esta ciudad de Misiones y reclamó y logró su anexión a Misiones.
De este modo la humilde Punta Pedregosa donde tenían sus ranchos Terapua Añapese y Ñamandú se convirtío en la sede de la cabeza de gobierno local y luego provincial y es hasta hoy día la convergencia de caminos entre naciones y pueblos, donde se escucha con naturalidad el portuñol y el guarañol donde la yerba se usa indistintamente para el mate o el tereré donde sus habitantes pueden compartir ancestro europeo y guaraníes en el mismo árbol genealógico y su patrimonio cultural y genético se ve enriquecido por ello, donde los que habitamos este suelo vivimos con esperanza de consolidad en este “puesto tan ameno y deleitable que parece que con pincel no se podía pintar mejor”… La tan anhelada tierra sin mal prometida por Tupá a nuestros antepasados.