Reseña histórica de la Biblioteca Popular Posadas

por la Prof. y Bcaria. Norma Wionczak

La historia de la Biblioteca Popular Posadas es la historia de una comunidad que, a lo largo de más de un siglo, ha sabido crear, sostener y transformar un espacio vital para la cultura, el conocimiento y la participación ciudadana en la capital misionera.

Su origen se remonta a 1906, cuando fue creada la Biblioteca Pública Regional por decreto del entonces gobernador del Territorio Nacional de Misiones, Manuel Bermúdez. Sin embargo, esta biblioteca de carácter público no llegó a funcionar, pero su base sirvió de cimiento a la nueva Biblioteca, está vez de carácter popular. Su protohistoria se remonta al año 1911, gracias al impulso del gobernador Gregorio López y de personalidades como León Naboulet (docente de la Escuela Normal de Posadas) y Macedonio Fernández (fiscal del entonces Territorio Nacional de Misiones). Ellos promovieron el ideal de una “biblioteca verdaderamente popular”, abierta a todas las voces. En 1913, la institución abrió oficialmente sus puertas en una casa alquilada de la calle Colón, marcando el inicio de una rica y sostenida trayectoria cultural.

A lo largo de las décadas siguientes, la Biblioteca no solo creció en su acervo bibliográfico, sino también en infraestructura y funciones. En 1928 se inauguró el frente del edificio propio sobre la calle Córdoba, construido con el apoyo de comisiones de vecinos, subsidios estatales y donaciones. Ya en los años ’30, la creación del Cine Sarmiento le permitió generar recursos y consolidarse como espacio de expresión artística y social, y sobre todo sirvió para sostener económicamente a la biblioteca, su personal y sus servicios. Se organizaron múltiples actividades, desde funciones teatrales y proyecciones cinematográficas hasta talleres y cursos, convirtiéndose en un verdadero centro cultural. En 1948, la reinauguración del salón teatro completamente remodelado reafirmó su papel en la vida posadeña.

La Biblioteca se consolidó como un espacio clave de encuentro para las nuevas generaciones, que la eligieron para conformar asociaciones, sociedades e instituciones del tercer sector, alquilando su salón de reuniones para debatir temas culturales y filantrópicas. Esta dinámica fortaleció su vínculo con la comunidad y realzó su papel como referente cultural y social en la ciudad. Así vemos que en su seno surgieron asociaciones como el Club de Ajedrez, El Magisterio de Misiones y la asociación Amigos del Arte.

Durante el período 1949–1969, la Biblioteca continuó su fortalecimiento institucional, a pesar de las dificultades económicas y los cambios políticos. Con el ingreso de Hilda Rosales de Söhle a la Comisión Directiva en 1950, se marcó un hito en la participación femenina en la conducción institucional. Se llevaron a cabo importantes obras edilicias, como la construcción de una planta alta, la habilitación de un salón de actos y mejoras estructurales en todos sus espacios. Arquitectos como Francisco De Giorgi y empresas como Mazzanti & Cía. aportaron a la modernización del edificio. Se conformó el espacio de los niños en una sala acondicionada especialmente para los más pequeños donde una maestra con un antiguo proyector les leía cuentos. Dicha sala es reconocida por los posadeños como el espacio donde se refugiaban para leer las historietas que albergaba esa destacada institución. Paralelamente, la Biblioteca amplió su agenda cultural con conciertos, exposiciones, ciclos de cine, conferencias y colaboraciones con entidades como la Asociación Amigos del Arte.

A pesar de no haber sido reconocida oficialmente durante su cincuentenario en 1963, la Biblioteca siguió creciendo, fiel a su misión educativa y comunitaria. Sin embargo, en 1969, la muerte de Juan J. Olmo, presidente honorario y figura clave desde sus inicios, marcó el fin de una etapa. Aun así, el compromiso institucional continuó, con horarios extendidos, mantenimiento de servicios y atención a un público diverso, particularmente estudiantil.

La etapa comprendida entre 1969 y 1996 estuvo marcada por la represión cultural impuesta por la última dictadura cívico-militar. En esos años oscuros, muchas bibliotecas fueron clausuradas o puestas bajo vigilancia. La Biblioteca Popular Posadas resistió, pero enfrentó fuertes limitaciones económicas y edilicias. Su sustento provino del esfuerzo desinteresado de sus integrantes y la comunidad de lectores, que mantuvieron viva la institución aún en condiciones adversas. Actividades puntuales como las “24 horas de libre expresión” en 1982 y la conmemoración del 75º aniversario en 1986 evidenciaron su voluntad de seguir siendo un faro cultural en tiempos difíciles.

Con el regreso de la democracia y la sanción de la Ley 23.351 en 1989, que consolidó a la CONABIP como organismo nacional de apoyo a las bibliotecas populares, comenzó un proceso de recuperación. A pesar de que el Cine Sarmiento permaneció cerrado entre 1990 y 1993, la Biblioteca celebró su 80º aniversario con un fondo de 35.000 volúmenes y la preocupación constante por mantener sus puertas abiertas a la comunidad, especialmente a los estudiantes.

A partir de 1996, se inicia una etapa de reorganización y crecimiento. Se regularizó la personería jurídica, se emprendieron obras edilicias urgentes y se renegoció el alquiler del Cine Sarmiento, clave para la sostenibilidad económica. Se inició la informatización del catálogo con el sistema de gestión bibliotecaria (SIGEBI), y la CONABIP brindó nuevo equipamiento tecnológico. En paralelo, se organizaron actividades para todo público: talleres de lectura, jornadas culturales, seminarios, cineclubes y propuestas infantiles innovadoras como la bebeteca y el Rincón Infantil, con apoyo de la Fundación Leer.

Durante la década del 2000, la Biblioteca fortaleció su infraestructura tecnológica, instalando computadoras, red Wi-Fi, aire acondicionado y un sistema de sonido en el auditorio. El lanzamiento de su página web marcó un nuevo paso hacia la modernización. También participó en proyectos de inclusión como el equipamiento adaptado para personas con discapacidad visual donado por la Fundación Once.

Entre 2011 y 2013, se firmaron convenios con instituciones como la Biblioteca Pública de las Misiones para digitalizar obras de valor patrimonial, y se amplió la programación cultural con lecturas de poesía, espacios de formación y participación en medios locales como el programa radial “Construcciones” de la UNaM.

Hoy, la Biblioteca Popular Posadas es mucho más que un lugar para consultar libros: es un centro de encuentro, memoria y transformación, testimonio vivo del compromiso de generaciones de ciudadanos que apostaron por la cultura como herramienta de inclusión, diálogo y libertad. Su historia demuestra que, incluso en los momentos más difíciles, la palabra y el saber siguen siendo una forma de resistencia y esperanza.