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Cada 2 de julio, en la provincia de Misiones, se conmemora una de las gestas más significativas en la historia regional y nacional: la Batalla de Apóstoles. Aquel día del año 1817, las fuerzas misioneras lideradas por el comandante Andrés Guacurarí, conocido popularmente como Andresito, enfrentaron y vencieron al ejército invasor del Imperio Portugués.
La batalla tuvo lugar en el pueblo de Apóstoles, en el corazón de lo que fue una de las reducciones jesuíticas más importantes. El lugar, que hoy sigue conservando restos de su antigua iglesia, fue el escenario de una heroica defensa por parte de 60 milicianos guaraníes que resistieron con valentía para proteger a la población civil refugiada en el templo. Muchos de ellos murieron en el intento, y sus cuerpos descansan todavía en ese mismo suelo, testigo silencioso de la historia.
Pero este enfrentamiento no fue solo una batalla militar. Fue también un acto de afirmación cultural, de resistencia indígena y de lucha por una forma de organización política diferente: el federalismo. Andresito, ahijado político de José Gervasio Artigas, formó parte activa de la Liga de los Pueblos Libres, una confederación de provincias que, entre 1815 y 1820, promovía la autonomía regional, el respeto por las comunidades originarias y la oposición tanto al centralismo porteño como al dominio extranjero.
En ese mismo espíritu, años antes, otro misionero visionario, Vicente Antonio Matiauda, había intentado alinear a Paraguay con ese proyecto federal desde su puesto en Candelaria. Aunque fue removido por desobedecer al gobierno paraguayo, dejó sembradas las bases de una resistencia que continuaría con fuerza en manos de Guacurarí.
El sitio donde ocurrió la batalla hoy está resguardado en una plazoleta de la ciudad de Apóstoles, declarado zona protegida por ordenanza municipal en 2001. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de acciones concretas han puesto en riesgo muchos de sus vestigios. Aun así, ese terreno sigue siendo un espacio de memoria invaluable: allí se concentran siglos de historia, cultura e identidad misionera.
En 2015, Andrés Guacurarí fue oficialmente reconocido como Héroe Nacional por el Congreso de la Nación Argentina, un paso fundamental para devolverle el lugar que merece en la memoria colectiva. Su gesta no solo forma parte del pasado de Misiones, sino también del presente de una Nación que sigue construyéndose desde la diversidad y el reconocimiento de sus raíces.
Recordar la Batalla de Apóstoles no es un simple acto ceremonial: es una forma de mantener viva la memoria de quienes lucharon por la libertad, la dignidad y la justicia. Es también una invitación a valorar nuestro patrimonio histórico y cultural, y a transmitir estos valores a las nuevas generaciones.